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Reynaldo "Pancho" Yost: magia del clarinete.
Hijo de padres sastres, hilvanó su carrera artística, punto por punto, para lograr la prenda justa para los oídos: exactitud en la melodía. Melodía variada pero con su sangre Suiza, marcó su propio estilo.
La madre no quería que aprendiera a tocar el bandoneón porque decía " es para vagos"( con el tiempo adquirió una verdulerita). Sin dudas otros tiempos. Igual Pancho se las arreglaba para ensayar y esconder el instrumento en un baldío cercano. El ingenio ante todo.
Reynaldo fue muy respetado por el público de todo el país y su pares musicales. Buscaba la perfección y lo lograba. Con una voz elocuente, precisa, fuerte y clara, también la locución lo mostraba de mármol en los escenarios.
En la banda musical, con "La Maryland" o la "Theiler" de Las Tunas, sus orquestas tenían actuaciones fin de semana tras fin de semana. Siempre encargado además de la producción de las mismas, lo comercial como todo un empresario. Llegó lógicamente el momento de la publicidad callejera, con sus coches, adornados con dos grandes parlantes que se escuchaban kilómetro de distancia, dependía del viento. !Y en vivo!. Aparte del guión publicitario hacía tiempo para saludar a cuantos amigos veía por las calles.
Sonrisa franca, enamorado al final del clarín que ejecutaba como los dioses logrando un estilo Suizo sin igual; ese era Pancho Yost.
Sirva este espacio para no olvidar a los hombres que dedicaron su vida a la cultura de un lugar, la música es fundamental para calmar las malas energías. Reynaldo muere en la suya, en una fiesta Suiza.
Se fue mirando el cielo, seguramente buscando ponerse de acuerdo con los maestro Huser o Avelino para seguir de gira. El universo los disfruta ahora...nuestro corazones siempre.